miércoles, 15 de octubre de 2008

Magaly y mi pequeño aporte a la cortina de humo

Dado el éxito abrumador de mi primera entrada, me animo ahora a escribir la segunda.
Como muchos, hoy llegué a la chamba y el comentario era "viste lo de Magaly?". Sí, dije que me parecía muy bien y tal. Luego, me instalé en mi lugar y empecé nuevamente con la rutina. Pero obviamente ahí no iba a terminar. Llegó alguien más y lo mismo. Escuchaba las voces en el ambiente de al lado comentando la noticia. "No estoy de acuerdo...", "Voy a salir a protestar...", "Yo también creo que es una cortina de humo para tapar lo de Rómulo... Rómulo... Romulo....". Bueno, hay gente a la q no le hace falta las cortinas de humo para dejar de prestar atención.

¿Mi opinión sobre Magaly? Me parece justo. Me parece totalmente razonable la decisión de la jueza. La cosa es así: si hubiese sido la primera vez, te la paso, pero ya vienes varias veces con lo mismo, te damos prisión condicional y vuelves a meterte en problemas, o sea, las sanciones que te aplicamos no sirven para nada, no aprendes. Bueno, te pondremos una temporada en Santa Mónica a ver si así escarmientas. Algo parecido al pirañón que te roba el celular. La primera vez pueden darle pena condicional, pero el error está en pensar que puede seguir haciéndolo y pasar impune siempre. Así no corregimos a nadie ¿no? Lo mismo con Magaly.

¿Cortina de humo? Hoy algo me llamó la atención. Veía el programa de la mañana, la parte de los chismes con la Queca. Leía algunos periódicos y en uno de ellos estaba la declaración de Mónica Adaro, la famosa prostivedette. Entre las cosas que decía, una me pareció tremendamente oportuna. Decía algo así como que ahora Magaly sabrá lo que se siente ser utilizada como cortina de humo. Por supuesto, el caso de las prostivedettes fue, durante el gobierno fujimorista, una cortina de humo tan grande que ahora ya ni recuerdo que era lo q tapaba (tarea para la casa). En todo caso, en esos tiempos los Winter vivían felices comiendo chocolatitos Olé olé.

Pero las cortinas de humo no dependen tanto de una jueza o de un futbolista o de un músico al que le ponen los cachitos... las cortinas de humo las hace la prensa. Los medios que se prestan a ella. Los medios no pueden acusar a la jueza de fabricar una cortina de humo. Si la selección le hubiese ganado a Paraguay, no podríamos acusarlos tampoco de crear una (por cierto, hoy en El Bocón la cortina era para tapar el trabajo infame de Chemo). Los medios son responsables de equilibrar la información que consideren debe ser brindada, la importancia y el tiempo que le dedicarán.

De repente no soy objetivo, nunca me gustó el programa de Magaly. No le encuentro sentido. Ciertamente, en todos los países existen programas similares. Así nos enteramos de los chismes de Madonna y Britney Spears. Tampoco les encuentro el sentido. Hay una confusión cuando se habla de personajes públicos. Han venido a meter almismo saco a políticos, artistas, futbolistas, modelos, peinadores, etc. ¿Quién ha dicho que una persona por aparecer en un medio de comunicación se convierte en personaje público? El actor aparece en el cine o la televisión porque en eso consiste su chamba. El músico suena en la radio por lo mismo. El futbolista juega en un estadio abierto al público porque de ahí vienen sus ingresos. ¿Qué nos interesa si le sacan la vuelta a su mujer, fuman hierba o cambian de sexo? Una cosa diferente es el político. El que ocupa un cargo público ciertamente tiene que rendir cuentas a la población de su conducta. Pero inculso ahí existen límites. Sobre el tema hay un artículo del constitucionalista Francisco Eguiguren en la revista Diálogo con la Jurisprudencia N° 81. Échate a buscar.

De cualquier forma, el chisme siempre cala en la gente. Cada quien está atento a lo que le interesa. Algunos querrán saber con quién anda Gisela Valcárcel, otros sobre el hijo no reconocido de Luis Miguel, hay quienes se saben toda la vida de Morrissey, otros están pendientes de la rehabilitación de Charly García, etc. Esto, obviamente, no deja de ser sólo un comentario aparte, pues Magaly no ha sido condenada por chismosa, sino por difamadora.

Bueno, pues, en cualquier caso, esta señora que todos los días en su programa se dedicaba a juzgar a la gente y decidir quién es bueno y quién es malo, se ha visto del otro lado del estrado y le han dicho: no eres buena. Espero que esto le sirva de lección, que para la próxima al menos sea más responsable antes de divulgar una información y no verse luego en la penosa necesidad de echarle la culpa a su equipo periodístico.

Creo que su soberbia le jugó una mala pasada; alucinándose un poco César Hildebrandt, que rompía sus citaciones judiciales ante cámaras, creyó poder pasar por encima del Poder Judicial, ampararse en el derecho a la libertad de prensa para salir impune de cualquier acusación. Lo triste es que la ignorancia puede traerle muchos problemas a los que se quieren pasar de avispas.

En efecto, causa temor en los periodistas que una pena como la impuesta a Magaly pueda sentar precedente y disuadirlos de difundir alguna información de la que no estén 100% seguros. Sin embargo, creo que no es ninguna novedad que un trabajador debe realizar su labor responsablemente (como la publicidad que decía que el error de un médico puede costar una vida o el de un abogado la libertad de su cliente, etc). Nadie puede ir por ahí alegremente diciendo cualquier cosa que le informaron sus "urracos" con el sombrerito de "sin confirmar" como si eso fuera un pasaporte a la impunidad.

Como sea, podría seguir, pero no le veo mayor interés al tema. Fuera lo que fuera, la próxima vez, espero poder escribir sobre algún tema más agradable. De repente vuelva a incluir a Lucianita.

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