miércoles, 22 de octubre de 2008

Blog killed the TV star

Me he impuesto a mí mismo la disciplina de escribir por lo menos una entrada semanal. De lo que sea, no importa. Empecé el miércoles 8 de octubre aprovechando que fue feriado y no tenía ni mierda que hacer, así que máximo cada miércoles debe haber una entrada nueva.

Hasta no hace mucho, no había llegado a reparar en la importancia de los blogs. Ahora, me doy cuenta de que mucha de la información que uno obtiene de la internet proviene de ellos. De hecho, mucha de la información que uno obtiene en general proviene de la internet. De allí la importancia de los blogs.

Permíteme ahora dar un salto a un tema que después, espero, engrane mejor con la idea que subyace a esta entrada. Quiero saber si recuerdas cuando el gobierno de Chávez embargó a RCTV. No fue hace tanto. Recuerda que todos los periodistas hicieron causa común contra la prepotencia y la censura, entre otras cosas. Siempre me quedó un sabor medio extraño. No me quedaba claro qué era lo que defendían. Supuestamente era la libertad de expresión. Es decir, para nuestra prensa, el cierre de RCTV era un atentado contra la libertad de expresión y prensa. Yo me preguntaba contra la libertad de expresión y prensa de quién. No era la mía. Sería tal vez la de Federico Salazar, Rosa María Palacios o Magaly Medina. Tampoco me convencía. Más bien creo que se referían a las de los Miro Quesada, Delgado Parker, Ivcher... Porque en los medios se dice sólo lo que ellos quieren (o no les molesta) que se diga.

Se trata del límite de la libertad de expresión y de prensa que establece la economía de mercado. Si no me gusta lo que dice mi periodista (o cualquiera que habla ante mis cámaras), simplemente lo despido. Tiene toda la libertad de trabajar en cualquier otro medio que quiera contratarlo. Claro que, con sus antecedentes, puede terminar aspirando únicamente a diarios de circulación local. En Frecuencia Latina, América, Panamericana, El Comercio... la libertad de expresión de sus periodistas alcanza hasta el límite donde choca con los intereses de sus dueños. Afortunadamente para muchos, sus límites, o se aproximan mucho a los de sus dueños sin intersecarse o son menos amplios que los de éstos. A eso le llamo suerte. Así nunca sentirá el periodista que lo están coartando o que lo están forzando a decir o a dejar de decir algo contra su voluntad. Pero en el momento en que los intereses del dueño del medio se ven afectados por lo que dice su periodista, se acabó. Good bye, kid. Preguntémosle si no a Hildebrandt.

Por eso celebro la llegada de los blogs. Si bien aún no alcanza la difusión que muchos creemos que tiene o, en todo caso, desearíamos que tuviera, está democratizando un poco esto de la libertad de expresión. Antes, si uno no contaba con acceso a los medios de comunicación masiva, las opciones se reducían a pararse en medio de una plaza a hablar todo lo que se nos viniera del forro. Los blogs te dan la opción de expresarte y de tener un alcance masivo. Puede leerte un montón de gente que ni siquiera conoces. Casi como los diarios. Casi como la tele. Sólo hay que tener acceso a internet y un poco de tiempo libre para escribir. Cosas que tampoco podemos decir que abundan, pero que al menos logran ampliar un poco el espectro de los titulares de este derecho a la libertad de expresión.

No sé si logré redondear la idea, da igual. No importa. Total, mañana puedo volver a escribir y corregir y escribir y corregir...

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